sábado, 25 de mayo de 2013

LÁMPARAS DE SAL ANDINA


Ionización natural

Los ionizadores para hogares y oficinas surgieron como una necesidad frente la invasión de radiaciones nocivas, generadas por artefactos eléctricos en ambientes cerrados. La energía eléctrica fluye entre partículas de distintas polaridades, llamadas iones. Un ión negativo es una molécula electrónicamente cargada compuesta de oxígeno. Un ión positivo es una molécula que ha perdido sus electrones en el proceso de contaminación atmosférica.

Nuestra salud física y mental está influenciada entre otras cosas, por la correcta ionización del ambiente en que vivimos. Hoy existen más fuentes de iones positivos que en el pasado, lo cual crea un desequilibrio eléctrico que nos afecta sensiblemente (redes eléctricas, calefacción, sistemas de enfriamiento, televisores, radios, transmisores, radares, computadoras, extractores, microondas, teléfonos celulares, humo de cigarrillo, etc..). Para comprender esto, basta con pensar cuánto mejoran nuestros sentimientos en un clima de montaña o en medio de un pinar, lugares donde se concentra una gran cantidad de iones negativos.


El exceso de iones positivos, producido por la contaminación química y electromagnética, es causa de estrés (estimula la producción de noradrenalina), puede producir insomnio, migrañas, agotamiento, hipertensión, depresión y agravar el asma y las alergias respiratorias. Una mayor cantidad de iones negativos mejora la calidad ambiental, elimina las partículas en suspensión del aire (polen, polvo, ácaros, bacterias) y tiene efectos neurobiológicos muy positivos; induce el relax y favorece la secreción de melatonina (mejora la calidad del sueño y de la regeneración celular). Producen mejorías en alergias, dolores de cabeza y jaqueca, reducen la severidad de los ataques de asma, pueden realzar el sistema inmune, aumentar la productividad en el trabajo, fortalecer la concentración, aumentar la capacidad pulmonar, y reducir la susceptibilidad a gripes y resfríos recurrentes.

En la naturaleza, los iones negativos se crean por medio del viento, la luz solar, las caídas de agua, las tempestades y la lluvia. En el aire fresco encontramos hasta 4.000 iones negativos por centímetro cúbico (el tamaño de un cubo de azúcar), mientras que cerca de una cascada se pueden hallar hasta 10.000 iones negativos. Como contraparte, está calculado que el número de iones negativos en grandes ciudades no alcanza los 100 por centímetro cúbico. Estudios científicos demuestran que las lámparas de cristal de sal pueden aumentar la cuenta de iones negativos en su derredor hasta en un 300%. Cuando el cristal de sal andina se calienta, absorbe humedad y el contacto con estas partículas provoca la liberación de iones negativos, funcionando como un ionizador absolutamente natural.

Las lámparas de sal armonizan nuestros ambientes y neutralizan la influencia nociva de los campos electromagnéticos artificiales. Es la razón por la cual estas lámparas forman parte del arsenal de recursos de los profesionales del Feng Shui, ciencia oriental milenaria que procura la armonización de los ambientes habitados.

Extraído del libro “La Sal Saludable”



EFECTIVO METODO CURATIVO


Las pautas utilizadas por el Dr. Jean Seignalet en el tratamiento de sus pacientes, ha dado lugar al llamado Régimen Ancestral. Las bases principales de este régimen son: la exclusión de los cereales alterados genéticamente respecto a sus ancestros; la exclusión de las leches animales y de sus derivados; el mayor consumo posible de productos crudos; la utilización de aceites vírgenes obtenidos por primera presión en frío; la preferencia por los productos orgánico o biológicos; y una suplementación vitamínica y mineral a dosis fisiológicas (idénticas a las producidas por el cuerpo). Veamos los principios fundamentales del Régimen Ancestral de Seignalet:

1º) Exclusión de leches animales (vaca, cabra, oveja, yegua) y de todos sus derivados. La leche de vaca es muy diferente de la leche materna y resulta particularmente nociva para la biología humana.
2º) Exclusión de los cereales genéticamente degenerados, sobre todo trigo y maíz, porque han sufrido mutaciones importantes y se consumen muy cocidos, a diferencia de los cereales salvajes ingeridos por nuestros antepasados. Se pueden conservar el arroz y el trigo sarraceno, inofensivos y sin grandes mutaciones. El Dr. Seignalet demuestra con un estudio de evolución filogénica, que el arroz posee una característica particular respecto a los demás cereales: sometido a manipulaciones agrícolas, tiende a volver a su estado salvaje inicial; el arroz actual es muy similar a su ancestro prehistórico, cosa que no ocurre con el trigo y el maíz. Además las proteínas del arroz, aunque alteradas por la cocción, se toleran mucho mejor que las de otros cereales cocinados. Seignalet evita pronunciarse acerca de otros cereales (africanos, asiáticos o americanos), por falta de mayores elementos de juicio.
3º) Exclusión de los productos demasiado cocidos, por el hecho de que la cocción genera nuevas moléculas (isómeros, moléculas de Maillard, hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas heterocíclicas cancerígenas) inaccesibles a nuestras enzimas. Seignalet aconseja comer productos crudos o cocidos por debajo de 110°C, porque es a partir de dicha temperatura que se forman las estructuras peligrosas. Carnes, pescados y yema de huevo están autorizadas, pero bajo forma cruda o “suavemente” cocida. En la cocción se recomienda el vapor, el estofado, el escalfado o el cocimiento a fuego lento. Se desaconsejan parrilladas, frituras y horneados, procesos que generan temperaturas de entre 200 y 700ºC.
4º) Exclusión de los aceites extraídos en caliente o refinados, que contienen hexano tóxico, ácidos grasos saturados peligrosos e isómeros “trans”, inabordables por nuestras enzimas y muy nocivos. Hay que utilizar aceites crudos, extraídos por primera presión en frío y vírgenes (no refinados).
5º) Exclusión de productos contaminados: aditivos alimentarios (colorantes, conservadores, estabilizantes...), pesticidas, abonos, hormonas, antibióticos administrados a los animales, etc. Esto significa buscar alimentos de la mejor calidad, preferentemente biológicos o de producción natural.
6º) Suplementación en minerales, oligoelementos, vitaminas, antioxidantes, fermentos lácticos y ácidos grasos esenciales. Las carencias de vitaminas y minerales son muy frecuentes en nuestra época, debido a las aberraciones en los métodos de producción agrícola y ganadera. Los fermentos lácticos contribuyen a restaurar un buen equilibrio intestinal. Los ácidos grasos esenciales, además de sus acciones inmunomoduladoras y antiinflamatorias, contribuyen a la integridad de la pared intestinal. Los antioxidantes capturan los radicales libres, muy nocivos y abundantes en el proceso de “ensuciamiento”.

El Dr. Seignalet recomienda consumir frutas, verduras, legumbres, frutas secas, semillas, germinados, aceites de presión en frío, especias condimentarias, miel y polen. Carnes, pescados y huevos son tolerados si no provienen de cría industrial, consumidos con escasa cocción y una sola vez por día. Las bebidas alcohólicas de fermentación natural se permiten en pequeñas cantidades. Se prohíbe el azúcar blanco y sus derivados, la sal refinada, las conservas y el tabaco. También recomienda evitar al máximo los alimentos cocidos y las comidas copiosas.

Extraido de "Productos saludables Prama" www.prama.com.ar

martes, 2 de octubre de 2012

¿Cómo comer de forma equilibrada?


Una alimentación sana tiene un efecto positivo sobre todo el cuerpo. Desde la salud en general, pasando por la capacidad física y psíquica, hasta el aspecto físico. Una buena alimentación se refleja en una piel sana. La clave está en el equilibrio ácidos- bases, cuando los ácidos superan las bases generalmente se producen dificultades digestivas y la aparición de la celulitis. Por eso, lo recomendable es:

Reducir el consumo de alimentos ácidos:
  • Carne de cerdo y vaca, embutidos
  • Conservas de pescado en sal o aceite
  • Leche, queso, comidas fritas
  • Ácidos cítricos
  • Nueces
  • Productos a base de harina blanca
  • Dulces
  • Café, té, alcohol y gaseosas
Aumentar el consumo de alimentos base:
  • Carne magra de ternera y ave
  • Pescado fresco y ligero
  • Verduras
  • Ensaladas
  • Fruta fresca, higos, bananas
  • Frutos secos
  • Aceites vegetales de primera presión en frío
  • Agua mineral
  • Té verde
  • Infusiones de hierbas
Extraido de Noticias Weleda www.weleda.com

domingo, 5 de agosto de 2012

El significado del síntoma y la oportunidad de evolución


Por Marcelo A. Ikonikoff, extraido de Revista San Rafael, publicación trimestral de la Fundación San Rafael

Se escucha muy frecuentemente hablar de síntomas. Escuchamos que son molestias de distinto tipo, relacionadas con alguna dolencia más o menos importante, más o menos insignificante, que afecta nuestra salud o nuestra calidad de vida. Se habla hoy en día mucho de “tratar los síntomas”. ¿Nos estamos perdiendo algo?

Surge un dolor, cuál es el motivo? ¿Qué subyace? Podemos pensar este síntoma como un alerta, como un llamado, como una señal, un pretexto. Tenemos que dirigir nuestra atención a algo propio que requiere nuestra atención o la de otro. Quizás algo que tenemos que conocer, o incluso dar a conocer a otro que es parte de la respuesta.

¿Acaso me permito mostrar este síntoma en lugar de otro motivo que no aparece, porque no me lo autorizo o porque no emergió todavía en mi conciencia? El síntoma es muchas veces el motivo revelado de la consulta. Su trasfondo podrá ser compartido con el médico en la medida que surja una relación de confianza para empezar un diálogo con él, pero también conmigo mismo.

El síntoma es un camino de acceso a mis procesos anímicos y a mis procesos de conciencia. Si la conciencia se hace más presente en una de mis manos sentiré quizá un dolor en esa localización. Si se hace presente en mi corazón, sentiré en su palpitar algo que de otro modo no sentiría. He ahí la oportunidad de una pregunta: ¿qué de lo anímico o de mis fenómenos de conciencia, tanto en exceso o deficiencia se relacionan con la aparición de este síntoma?

Así esas “molestias” van tomando un sentido nuevo. Encuentro, por ejemplo, que acompañan en forma reiterada a sucesos de mi vida que no puedo resolver satisfactoriamente. Descubro que empiezan en algún momento en que lleve algo “dentro de mí” y se me manifiesta ahora, cuando una y otra vez respondo de igual manera a lo que me presenta la vida.

Un síntoma es entonces mucho más que una molestia que posiblemente apunta a una enfermedad. Es una oportunidad de conocer más acerca de nosotros mismos, y este es un privilegio del ser humano. Al tener la posibilidad de pensar, ese conocimiento nos permite encontrar el sentido de las cosas que vivimos, su significado, que es el punto de partida para poder trabajar sobre nuestras reacciones y aprender de ellas. Esa conciencia de nuestras reacciones nos ofrece un camino hacia la causa del síntoma, lo que constituye entre, otras cosas, la posibilidad de la evolución.

Para decirlo con las palabras de un conocido médico de orientación antroposófica, podemos ver a la tierra como una escuela. Cada individualidad espiritual tiene que aprender “algo” a través de su encarnación en este mundo. A través de este vínculo se le presentan posibles escenarios donde le será factible hacer ese trabajo de aprendizaje. Así, la familia, su entorno, el país y la cultura brindan las condiciones para el desafío de evolucionar. El síntoma y la enfermedad son parte de ese plan, y nuestra manera de afrontarlo nos dirá que podemos aprender.

Bibliografia sugerida
  • La enfermedad como camino – Thorwald Dethlefsen y Rudeiger Dahlke
  • El hilo de la vida – Gudrun Burkhard

miércoles, 4 de julio de 2012

¿Por qué trabajar con la agricultura biológico-dinámica?


Hoy en día, tenemos graves problemas de salud general del planeta debido a que lo hemos tratado como si fuera un pedazo de roca muerta que va dando vueltas por el espacio.

Qué síntomas podemos observar como enfermedad? Cambios climáticos, crecimiento del agujero de ozono, calentamiento del planeta, escasez de agua dulce, etc, etc....

Si observamos un poco nuestro planeta, nos daremos cuenta de que tiene un sistema circulatorio, tanto en los ciclos del agua como en los movimientos que realiza el magma por debajo de las placas tectónicas. También podemos ver procesos de contracción y expansión en su atmósfera y en capas gaseosas más alejadas, así como ritmos diarios y anuales que podrían muy bien compararse con procesos de respiración. Tiene temperatura propia y recibe energía del cosmos circundante, la transforma y aprovecha de distintas maneras. Otra forma de mirar el planeta Tierra es en su conformación física: veremos que tiene un hemisferio norte repleto de masas continentales, en cuanto que el hemisferio sur solo presenta pequeñas puntas de estos continentes y el resto es todo océano e islas.

Sería muy largo seguir describiendo todas las formas que nos muestran que no se trata de un trozo de mineral muerto. A partir de éstas y otras observaciones podemos aceptar que nuestro planeta es realmente un ser vivo. Si podemos ver esto, más aún podremos ver que nosotros y todos los seres vivos que pueblan esta tierra, dependemos, para nuestra existencia física, de la vitalidad de esta tierra. Los pueblos antiguos lo sabían muy bien y por eso la llamaban "Pachamama" (Madre Tierra).

A lo largo de la historia de la humanidad, los seres humanos hemos logrado aumentar cada vez más nuestro poder y nuestra capacidad para interferir, transformar, tanto en favor como en contra de la salud del organismo Tierra.

La humanidad tiene grandes metas a cumplir, pero si no comenzamos a cuidar la Tierra que nos da el sustento, no podremos tener la salud necesaria, para llevarlas a cabo. Todo está en nuestras manos, de la misma manera como nosotros dependemos de la vida y de la salud de la Tierra, esta vida y salud solo pueden ser dadas a la Tierra por nuestro modo de trabajarla, y de actuar en ella, no hay retorno al pasado. La vía no puede ser volver a sistemas ecológicos no tocados por el hombre, no alcanza con unas cuantas reservas naturales repartidas por el globo mientras usamos herbicidas en millones de hectáreas y hacemos pruebas nucleares que son un ataque directo a las fuerzas de vida del planeta.

El camino es trabajar con la naturaleza y no en contra de ella. Para esto es necesario comprenderla, conocerla, observarla; no como a un ser muerto sino como a un ser vivo.

La Agricultura Biológico-dinámica (ABD) propone en primer lugar partir del cuidado del suelo. Mejorar la fertilidad, a través del uso de abonos y preparados que vivifican el suelo.

Algunas de las técnicas que ayudan a lograr este fin son: la elaboración de compost, utilización de estiércoles fermentados, purines, macerados de plantas, abonos verdes, rotaciones y asociaciones de cultivos, cercos vivos, espacios para la vida de la flora y fauna nativas integrados en las áreas de producción, cobertura del suelo, sistemas mixtos agrícola-ganaderos. Utilización de preparados homeopáticos que logran aumentar la actividad biológica del suelo, mejorar la calidad nutritiva de los alimentos producidos, aumentar la resistencia de las plantas y animales a las plagas y enfermedades, intensificar la captación de influencias cósmicas por parte de las plantas, intensificar la formación de humus en el suelo.

La ABD se basa en crear en cada situación particular un agro ecosistema único al cual se le llama organismo agrícola. Este va tomando la fuerza y salud propia en la medida en que se va convirtiendo en una individualidad agrícola completa. Ya se ha mencionado que no solo se trabaja con las fuerzas de la tierra sino que también se toma en cuenta las fuerzas provenientes del cosmos, es decir las influencias de los ritmos solares, lunares, de las constelaciones del zodiaco y de los planetas de nuestro sistema solar.

Este tipo de agricultura requiere muy pocos insumos comprados afuera, ya que procura producir dentro del organismo agrícola la mayoría de los abonos necesarios, forrajes para los animales, y plantas y animales para la producción.

Es también importante para la ABD, vista así como un organismo equilibrado, el insertarse en un organismo social más amplio, para ello abre sus tranqueras a distintas iniciativas sociales, terapéuticas o educativas.

El trabajo con la tierra tiene un efecto sanador sobre el hombre.

Resumiendo un poco: Los alimentos producidos de esta manera otorgan fuerzas y salud a quien los consuma. El trabajo de la tierra, si es hecho en el sentido de sanar la Tierra y devolverle fuerzas de vida, también sana a quienes lo realizan y a quienes entran en contacto con dicho trabajo. El equilibrio que se intenta conseguir en el sentido biológico-ecológico también se procura en el sentido social, tanto de las relaciones sociales entre quienes trabajan la tierra, como con la sociedad.

Trabajar con este tipo de agricultura no es nada fácil y estamos al comienzo del camino, pero creo que con este trabajo se puede aportar soluciones para un futuro mejor.

Diego Vergelin, Agricultor Biológico- dinámico

Extraido de “Temas de interes desde un punto de vista antroposófico”, web Casa Steiner.

sábado, 9 de junio de 2012

La alimentación en la época escolar


El niño que llega a la edad de aprendizaje escolar está más solicitado por sus órganos nerviosos y sentidos. Debe recibir una alimentación rica en raíces como zanahoria, remolacha, nabo, rabanito y ciertas nueces (especialmente avellanas).

En la edad escolar podemos diferenciar a los niños, de acuerdo con su temperamento, en cuatro tipos fundamentales:

1 -  El niño colérico: fogoso, fuerte y dominador, osado y hasta agresivo, de andar fuerte y acompasado, que reacciona a las oposiciones y es autosuficiente. Para esos niños la alimentación rica en hojas y tallos es importante; no se le debe dar avena y sí centeno y frutas. También raíces y de preferencia crudas: zanahoria, apio y nabo. Deberán recibir carne y legumbres (arvejas, porotos, lentejas) en poca cantidad.

2 - El niño sanguíneo: leve, aéreo, “burbujeante”, distraído, despierto y activo, en general sin paciencia para comer. Esos niños deberán recibir trigo, centeno, harinas, nueces y así mismo carne para que se vuelvan más ligados a la tierra. Los dulces deben ser evitados. Las sustancias amargas son adecuadas.

3 - El niño flemático: El niño es indolente, lento, pausado, muchas veces linfático, alegre y satisfecho de sí y de la vida, y tienen mucho interés por la comida. Para esos niños reducimos los hidratos de carbono y las grasas. Los condimentos para ellos deben ser estimulantes. La leche no es muy recomendada pero cuando se le da, debe ser acidificada. Las frutas ácidas y el limón son muy indicados; vegetales principalmente raíces y frutas (menos banana y palta). De los cereales podemos dar avena y arroz sazonado con curry principalmente.

4 - El niño melancólico: Terrestre, muy vuelto para sí, de aspecto precoz, pálido y triste, con dificultad de comunicación, “sufridor” y soñador. La alimentación de ese niño deberá constar de frutos dulces, miel, cereales (usar bastante avena y cebada), vegetales de hojas, frutos y flores, condimentos, un poco de carne blanca, dieta mixta y estimulante. Una alimentación pesada no le hará bien.

Si el temperamento es muy unilateral, podemos ayudar a equilibrarlo a través de la alimentación.

En la edad escolar debemos principalmente tener en cuenta el ritmo de la alimentación, pues en el segundo septenio (de los 7 a los 14 años) todo se arraiga profundamente en el ser, tanto las buenas como las malas costumbres alimentarias. Es esencial implantar un ritmo sano para el resto de la vida.

Como en esta fase los sistemas rítmicos del organismo se armonizan, debemos tener una alimentación rica en hojas y tallos. Aquí la grasa existente en las hojas también desempeña un papel cualitativo. El magnesio de las hojas actúa sobre la armonía del corazón. Todos los cereales son ricos en magnesio. El trigo, el centeno y la cebada fortifican el corazón y el pulmón. También en la edad escolar tenemos que tener en consideración el siguiente hecho: nuestro cerebro es muy sensible a la falta de sangre. El azúcar es esencial para la actividad cerebral. Una hipoglucemia lleva a perturbaciones de la conciencia, provocando hasta el shock con desmayo. El metabolismo del azúcar está regulado por la vitamina B1. El cereal forma azúcar al germinar y durante la digestión. La mejor fuente de azúcar cerebral son los cereales integrales, pues contienen la tan necesaria vitamina B1, además de los hidratos de carbono transformados en azúcares por la digestión. Ella es la vitamina del sistema nervioso. Alimentando a los estudiantes con harina blanca y azúcar, sin vitamina B1, vamos a  observar falta de concentración y nerviosismo.

Casi el 70% de los niños sufren de falta de vitamina B1 y, consecuentemente, de la hipoglucemia cerebral. La causa de esto es, frecuentemente, la falta de un desayuno y de una merienda adecuada. El rendimiento escolar cae. ¿Cómo corregir esto? Dosis de azúcar, dulces, caramelos y helados no resuelven la situación, por el contrario, la empeoran, pues una elevación rápida del tenor de azúcar en la sangre da una brusca baja posterior y el cansancio y la dificultad de concentración aumentan. ¿Cuál sería entonces la merienda ideal? Raíces, principalmente zanahoria (que contiene azúcar) además de pan integral (el grano permanece con la cantidad de vitamina B1).

Las proteínas del sistema nervioso son muy inestables y ligadas a los minerales, especialmente el hierro. El mediador entre el espíritu y la materia es el fósforo, a nivel del sistema nervioso. Las proteínas que nutren al sistema nervioso deben estar ligadas al hierro y al fósforo, y ambos están en los cereales. Por lo tanto, realmente, los cereales integrales y, especialmente los de abono biodinámico (donde hay una mayor tasa de proteínas) son los mejores alimentos para el niño en edad escolar, ayudándolo a concentrarse. Todavía hay que mencionar a las frutas secas, especialmente a la avellana, que son óptimos alimentos para el cerebro.

Al llegar a la pubertad vamos a tener poca influencia sobre la alimentación del joven. El apetito aumenta a veces exageradamente, necesitando que se refrene para no desarrollar una obesidad. Chocolate, alcohol y exceso de huevos deberán ser evitados para no aumentar el acné juvenil. La alimentación se debe mantener lo más integral posible, aunque la influencia de los padres se vuelva cada vez más difícil. Pero el joven que recibió desde pequeño una alimentación integral, aunque la abandone por algunos años, después de algún tiempo volverá a ella por necesidad y convicción propia. Por otra parte, los adolescentes que buscan una alimentación más natural, o así mismo vegetariana, deben ser respetados. En la pubertad los órganos metabólicos, reproductores y el sistema locomotor se desenvuelven. Los cereales (germen y proteína) son muy importantes, no por la cantidad, sino por la cualidad. Los frutos también son importantes. En la pubertad aparece frecuentemente el problema de la aceleración: un desenvolvimiento corpóreo grande sin el desenvolvimiento psíquico que acompañe al individuo. El consumo elevado de carne puede llevar a esto. El hierro es el polo frenador de la proteína. Él ayuda a mantener al cuerpo en sus límites. El hierro es el elemento de la acción, por lo tanto es necesario en la época de la pubertad. Nuevamente, aquí el pan negro contiene siete veces más hierro que el pan blanco. Las frutas secas y hojas verdes ricas en hierro y también las leguminosas son adecuadas en esa fase.

No es necesario mencionar que todas las conservas, enlatados y alimentos frizados están contraindicados en el menú del niño. Si se le quiere dar una alimentación que contenga carne, que ésta sea fresca y natural. En cualquier conserva, así mismo el yogur, que no está preparado en casa, encontramos conservantes, colorantes, endulzantes artificiales, derivados químicos y tóxicos, que son, según el profesor Bauer, “productos a los cuales nuestro organismo no se adaptó en su evolución milenaria” y que el hígado no es capaz de desintoxicar, permaneciendo como islas extrañas en nuestro organismo capaces de desencadenar procesos cancerosos.



Gudrun Burckhardt

domingo, 27 de mayo de 2012

Busqueda y adiccion - 5ta. parte -


La relación entre búsqueda y adicción nos señala otra característica que nos parece sintomática para la aparición de la adicción. Es el antiguo truco que conoce todo cómplice al servicio de la seducción – los cuentos nos brindan impactantes ejemplos de ello-, que de ningún  modo se nos presentan como prototipos de lo diabólico, sino que tratan de agradarnos detrás de la máscara del bien. Tal táctica de enmascaramiento, que podemos reencontrar fácilmente en diversas formas de auto-justificación, pone aún más en evidencia la necesidad de enfrentar los fenómenos de la vida con conocimiento de causa, asegurándonos así paso a paso nuestro camino individual de búsqueda.

A causa de su enmascaramiento bajo el manto de la búsqueda, y porque promete cumplir el anhelo, no es infrecuente que confundamos la adicción con sus formas previas. Pero asimismo también existen señales importantes por las que la actitud de búsqueda puede ser diferenciada del hábito contrario. Complementando las ya expuestas, para finalizar mencionemos aquí algunas más:



-          La búsqueda se renueva cada día, y aún a cada momento. Su repetición se llama renovación

-          La adicción es el principio de lo eternamente igual en repetición estereotipada. Sólo las sustancias que producen adicción y la barrera de tolerancia con respecto a su efecto, obedecen a cambios. Precisamente porque la búsqueda en todo momento debe ser nueva, lúcida y realizada en libertad, y porque en general resulta tan incómoda, amenaza fácilmente con degenerar en costumbre, rutina y finalmente en adicción

-          La búsqueda se desarrolla a partir del anhelo por lo espiritual

-          La adicción seduce esta nostalgia y la fija a la materia. Finge liberación y espiritualidad mientras actúen sus componentes

-          La búsqueda es una determinación del futuro, que apunta al hombre que será

-          La adicción es un dominio desde el pasado en que se había instalada fisico-psíquicamente. No apunta a lo que el hombre llegara a ser, sino a la destrucción de lo que es

-          La búsqueda requiere cautela

-          La adicción restringe el ángulo visual a la materia que exige

Se encuentra, para buscar, porque la búsqueda trasciende todo hallazgo y por lo tanto también el umbral de la muerte como experiencia continuada de referencia espiritual, que es infinita. Por el contrario, la adicción obliga al hombre a atarse a los sustitutos del hallazgo, que están al alcance terrenal. “Quien no pueda buscar cual un pretendiente, quedara cautivado por el falso hechizo de los siete velos”. También quien busca va por mal camino. Pero no lo sigue si tras los velos engañosos recuerda su refulgente motivo principal. El hecho de percatarse del error actúa como desilusión en un doble sentido:

La realidad causa dolor, pero realza el motivo principal: “Me estoy buscando en el espíritu. Estoy en camino hacia el espíritu, o sea hacia mi” (Rudolf Steiner)

Peer de Smit, extraído de la revista “Actualidades Weleda”